Fecha: agosto 08 2023
Era se una vez un hermoso país, tal vez el mejor del mundo donde paulatinamente se fueron trastocando los valores, principios y comportamientos, individuos dispuestos a negociarlo todo al mejor el estilo del programa “todo por la plata” ; que no es más que el reflejo de nuestra sociedad dispuesta todo por el dinero ¡qué horror! nos volvimos testigos de cualquier cantidad de hechos donde el dinero el poder y los egos lideran y marcan nuestra actual realidad vanidades superfluas que destruyen día tras día, no solo la moral sino también la esperanza.
Como pueden notarlo mis oyentes esta columna transmite melancolía y desazón circunstancias que muy seguramente hoy estamos viviendo muchos colombianos particularmente los que todavía nos aferramos a la remota posibilidad de que haya un cambio pero no planteado desde la política , no un cambio desde la ciudadanía igualmente desde las instituciones puesto que de no hacerlo terminaremos no como otros, sino como nosotros mismos pues culpable somos todos nos convirtieron en cómplices pasivos, corruptos todos…
Lastimosamente solemos ver la paja en el ojo ajeno y no La viga en el propio. Analizar lo que pasa en Colombia no es tan difícil la aceptación termina siendo la causante de él en el que nos encontramos aceptamos igual los gobernantes en los territorios o sea los políticos, no la política de igual manera nuestros padres de la patria senadores y representantes y al final la rama judicial la encargada de proferir justicia profiriéndola en cabeza de algunos de sus propios miembros por ninguna parte un buen ejemplo se nos corrompió la sal y como en los cuentos de nuestra época Este cuento ha terminado no sin antes concluir que sin duda tenemos un presidente que tiene un innegable liderazgo y gran elocuencia; pero en el lugar equivocado pues su liderazgo, competencias y valores distan mucho de lo que se necesita para dirigir con éxito una democracia como la de nuestro País.